
En una entrevista para una revista mexicana, hace unos meses, Anthony Hopkins decía:
“Hay una búsqueda de la celebridad, pero casi no hay un respeto por el esfuerzo”. (1)
Yendo más allá, podría decirse, que muchas veces, hay una mirada que se enfoca en el objetivo pero que pasa por alto el camino que debe recorrerse para lograrlo.
Ese esfuerzo, poco respetado según A. Hopkins, o ese proceso de trabajo y preparación que muchas veces se quiere evitar, es según creo el único camino para edificar tanto un trabajo en particular como una carrera.
Durante su carrera el actor debe entrenar de forma permanente y sin excusas, sus herramientas, cuerpo, voz e imaginación. Debe arriesgar, probar, cambiar, sumar o desechar todo lo que crea necesario. Debe conocer sus posibilidades para potenciarlas; sus limitaciones para enfrentarlas; la disciplina en la que trabajará, el teatro en nuestro caso, su historia, sus formas, sus tendencias, su futuro, sus personalidades, sus obras, sus tiempos.
Lo mismo ocurre con cada trabajo que deba afrontar, deberá recorrer un camino en el que pensará, probará, entrenará, cambiará, de forma individual y también con sus compañeros; interactuando, escuchando creando las relaciones y las energías que requieran sus personajes.
Veo la profesión de actor como un camino de trabajo constante, del que nunca puede apartarse. Tratar de evitar ese trabajo y ese esfuerzo es ni más ni menos que tratar de evitar ser actor.
Julio Chiorazo
(1) REVISTA MILENIO, Ciudad de México, México. Edición del 26 de diciembre de 2010.