
Chaikin, ponía sobre la mesa un problema que más de tres décadas despues, sigue afectando a muchos actores. Muchas veces, el intento de "gustar", hace pagar un alto precio y hace perder innumerables oportunidades de creciminento. Junto con la mecanización de la que hablaba Chaikin, aparecen las poses, los lugares comunes, las comodidades y en el mejor de los casos, nos encontramos sobre un escenario un actor que se personifca a si mismo.
Ninguno de los actores quedamos a salvo de este problema "natural". "Gustar", es un deseo casi innato, y debemos trabajar para que no interfiera con nuestro crecimiento actoral, y fundamentalmente que no vaya en contra de la naturaleza del teatro.
A la cabeza me viene la figura de Jerzy Grotowski, quien bregaba porque el actor se despojara de estereotipos, de cliches, de lugares obvios y buscaba la verdad de los personajes a través de la experimentación única e individual de sus actores.
Julio Chiorazo